martes, 10 de septiembre de 2019

Diseño, defecto o desafío: tres actitudes ante el cambio


En una isla desierta donde habitaba una colonia de monos, se hizo un experimento para ver cómo reaccionaban estos animales ante la introducción de un nuevo alimento a su dieta.  El nuevo alimento era papas, que les fueron provistas diariamente por vía marítima, directo desde el lugar de cosecha.  Pronto los monos curioseando encontraron valor en este tubérculo, el que incorporaron a su dieta con facilidad.  En los primeros días de iniciado el experimento, una mona por torpeza soltó su papa en un riachuelo. En el proceso de recuperarla, la papa se lavó de la tierra que traía y la mona encontró placentero el resultado.  Al día siguiente y desde ahí en adelante, la mona sumergió su papa en el riachuelo todos los días antes de comérsela. 

Otros monos observaron su rutina.  Uno de ellos decidió imitarla pronto, y para su sorpresa, le gustó mucho más su alimento.  En adelante, siguió sumergiendo su papa en el riachuelo también.  La mayoría de los monos reaccionaron con indiferencia y simplemente comieron sus papas tal y como se les entregaban prefiriendo seguir el comportamiento de la mayoría.  Hubo, sin embargo, un grupo de monos al que no le gustó la introducción de esa práctica extraña, y pronto empezaron a hostigar a los monos que lavaban sus papas.  Y es que ocurrió que por casualidad, por descuido o por curiosidad, otros monos empezaron a soltar sus papas en el riachuelo, y todos los que lo hacían, se unían al grupo de monos que sumergía sus papas antes de comerlas.  Y también ocurrió que, al aumentar el número de monos que lavaban sus papas, también aumentó la oposición hasta generarse un ambiente hostil entre ambos grupos.  En medio de esto, siempre hubo un grupo indiferente, que se conformaba con actuar de la forma en que actuara la mayoría, sin favorecer ningún cambio ni conflicto. 

Pues el tiempo pasó.  Llegó un momento en que el 30% de los monos estaba lavando sus papas.  Al día siguiente, por alguna fuerza social misteriosa, casi todos los monos lavaron sus papas, decreció radicalmente la hostilidad, y pronto todos los monos se unieron a la práctica de lavar sus papas.  Fue un cambio silencioso pero contundente.  Nadie reconoció a los primeros monos que descubrieron el impacto positivo de esta práctica.  Pronto las divisiones quedaron atrás, y la época de conflicto y división fue olvidada a medida que todo el grupo acogía el ritual de lavar las papas antes de comérselas.


En esta historieta encontramos tres papeles que los humanos, al igual que estos monos, asumimos típicamente cuando enfrentamos un proceso de cambio.  Asumimos el cambio vía diseño, vía defecto (default), o vía desafío.   La mona que dejó caer su papa y el primero de sus seguidores representan el cambio por diseño: ellos estuvieron dispuestos a probar lo nuevo y adquirir las destrezas y las rutinas necesarias para abrazar el cambio.  También hubo siempre un grupo de monos indiferentes, que no apoyaron la práctica de lavar las papas, pero tampoco se opusieron; estaban dispuestos a incorporar los nuevos comportamientos cuando lo hiciera la mayoría. Estos asumieron el cambio por defecto.   Y finalmente estaban los monos agresivos que se opusieron al cambio con desafío, que se mostraron hostiles y rebeldes ante quienes sí estuvieron dispuestos a incorporar prácticas nuevas.   Estos monos solo aceptaron el cambio cuando realmente no había más remedio que hacerlo.


¿Algún parecido entre los comportamientos que vemos en este relato y la última vez que se introdujo una práctica nueva en su empresa, en su comunidad o en su familia?  Probablemente sí.  Estas tres actitudes ante el cambio son parte de nuestra naturaleza social.  El asunto es que solo los comportamientos por diseño suelen estar alineados con lo que necesita el mercado, con lo que buscan los clientes, con la respuesta veloz que se requiere para ajustarnos ante condiciones cambiantes dentro de la empresa o en su entorno.  Y habitualmente, solo alrededor del 20% de la gente asume comportamientos de diseño cuando es necesario enfrentar un cambio.  El grueso de la población constituye un lastre que no reacciona pronto, y que de alguna forma resiste o se opone cuando las condiciones claman por hacer ajustes con velocidad.  

Esto es particularmente cierto en nuestro tiempo, en que los procesos de cambio se han acelerado, de modo que para estar a la altura de las necesidades de nuestros mercados es necesario hacer ajustes con velocidad.  Es necesario generar culturas organizacionales adaptables al cambio.  Hay que buscar formas de atraer a la gente que asume el cambio vía defecto o vía desafío a que estén dispuestos a matricularse en la ola del cambio más pronto.  Necesitamos que la gente comprenda que al apuntarse al cambio aceleran el futuro de la empresa y de su vida, y que cuando no lo hace, alimenta una brecha entre lo que se busca construir y requiere el mercado y la posición que ofrece la empresa.

¿Y cómo ha sido hasta ahora su papel en el cambio?  Si explorara con objetividad los últimos cambios que ha habido en su empresa o en su vida, ¿cuál papel prefirió: diseño, defecto o desafío? Tal vez esta reflexión le ayude a transformar su disposición a los cambios, y la próxima vez que sea necesario, usted escoja ser de los primeros que se aprestan a lavar sus papas.

Preguntas para la reflexión

·   ¿Qué tan abierta al cambio es la cultura organizacional de nuestra empresa?  ¿Cómo hemos reaccionado a las adaptaciones y ajustes que hemos necesitado hacer?
·      ¿Qué comportamientos de diseño, de defecto, y de desafío podríamos listar del último cambio que enfrentamos como empresa? ¿Qué podemos aprender de esos comportamientos?
·   ¿Qué podemos hacer para estimular a nuestra gente para que favorezca una cultura organizacional abierta al cambio?

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